Desigualdad global

Capítulo 6
Europa

La globalización fracasó para muchos y las reacciones pueden ser violentas

Coordinador del Informe de la Desigualdad Global dice que la "fuga hacia lo más barato" aplanó las clases medias y llevó a la precarización de los servicios públicos

Fernando Canzian
Paris

Lucas Chancel

Para el economista Lucas Chancel, uno de los coordinadores del Informe de la Desigualdad Global, las promesas de la globalización "fracasaron" para muchos alrededor del mundo.

En su opinión, los países necesitan reorganizar la integración económica global para evitar "reacciones violentas" en el futuro.

Lucas Chancel, co-director del World Inequality Lab y del World Inequality Database de la Escuela de Economía de París y PhD en Economía por la Ecole des Hautes Etudes en Ciencias Sociales - Paris Sciences Lettres

Aunque muchos pobres están mejorando gracias a Asia, los más ricos se vuelven cada vez más ricos en todo el mundo y la clase media está siendo exprimida. ?Cuáles son las razones y las perspectivas de este movimiento?

Lo que vemos son los tres lados de la historia de la globalización. El lado más feliz es el enorme crecimiento de Asia. China, India y otros países. Hay una mejora sustancial en la calidad de vida, y eso ha llevado a la reducción de las desigualdades entre los países.

Algunos apelan a ello para decir que la globalización es estupenda y que hay que profundizarla, pues la desigualdad global ha disminuido.

Pero hay otro lado. La renta crece a un ritmo muy bajo entre las clases trabajadoras en América del Norte y en algunos países europeos. En Estados Unidos, toda la mitad más pobre se quedó fuera del crecimiento de la renta en los últimos 38 años.

Esto también tiene que ser entendido desde la perspectiva de la tercera historia de la globalización, que es la de la elite económica global.

Por donde quiera que miremos el mundo, Europa, América Latina, América del Norte o Asia, vemos la renta del 1% más rico subiendo brutalmente. Son tasas de crecimiento por encima del 100% o del 200% para el 1% de la cúspide, desde 1980 a nuestros días. En algunos países el índice supera los cuatro dígitos.

Un debate bien informado sobre la globalización debe tener en cuenta estas tres historias. No sólo para decir que los pobres están mejorando y que ello es muy bueno. O que las personas de arriba están ganando mucho y eso es terrible.

?Qué va a suceder? El lado bueno de la historia es que todo depende de nosotros.

Todo va a depender de lo que los formuladores de políticas implementen. Y eso dependerá en muchos países de las decisiones de los ciudadanos.

?Cómo los países individualmente pueden combatir la desigualdad si las empresas hoy son globales y el capital es libre para migrar, pero las personas no?

El capital puede migrar porque organizamos la globalización de esta manera. Firmamos tratados que nos permiten mover bienes y a veces trabajadores. Y, en muchos casos, el capital. Pero no firmamos tratados que armonizan la tributación.

Entonces, cualquier tipo de entidad en la que hay libre comercio sin armonización fiscal será una entidad económica que no funcionará adecuadamente. En particular desde el punto de vista de la desigualdad. Por supuesto, esta es una cuestión clave que hay que afrontar.

En los últimos 30 años ha habido, dentro de la Unión Europea, una "fuga hacia lo más barato" en términos de tributación progresiva o en términos de tributación de una empresa. Porque todo país cree que si no participa de la "fuga a lo más barato", va a salir perdiendo.

Pero al final, todo el mundo pierde porque no sobran recursos para los actores públicos que quieren financiar un buen nivel de educación, transporte público y sanidad.

Básicamente, los formuladores de políticas fueron un poco perezosos y sólo decían que "vale, vamos a participar de la fuga a lo más barato". Pero, ?cuál es la consecuencia de ello?

Bueno, hay contribuyentes "móviles", que son las multinacionales y los ciudadanos ricos, que amenazan y chantajean al gobierno con el argumento "si me aumenta mis impuestos, me mudo".

Pero también hay "contribuyentes inmóviles", la clase trabajadora, la clase media y el contribuyente que simplemente no puede mudarse. Y esas personas quieren mantener buenos niveles de servicio público.

Entonces, ?quién va a pagar los impuestos? Si todo recae sobre la clase media, sobre los grupos de bajos ingresos, no será ninguna sorpresa que tengamos una reacción muy violenta, brutal.

Ya tenemos fenómenos como Donald Trump, el brexit y populistas ganando terreno. ?La "desglobalización" va a acentuar esa tendencia?

Uno de los problemas es que las promesas de la globalización en gran parte han fracasado. Debería aumentar el nivel de vida en países de bajos ingresos, y eso ocurrió.

Pero también debería mejorar la vida de las clases medias y de los trabajadores en los países ricos, y eso no ha sucedido.

Una de las formas de entender el rechazo al multilateralismo es el propio fracaso del multilateralismo.

Pero una manera de tratar que salga bien es abordar la cuestión clave que usted apuntó, la fuga de capitales. Es necesario organizar la globalización y saber con mucha más transparencia dónde está la riqueza y cómo se va de un país a otro.

Esto significa, por ejemplo, que no podemos seguir negociando con paraísos fiscales que no respetan las reglas básicas de la transparencia. Porque los países y los gobiernos pierden en ese juego. Esto justifica la imposición de límites.

En "The Great Leveler", Walter Scheidel argumenta que la desigualdad es un hecho de la vida. Que sólo disminuyó después de eventos extremos, como guerras y pestes. ?Cuál es tu opinión?

Sí, es un hecho de la vida y, en cierta medida, siempre existirá, hasta el fin de los tiempos. Pero la cuestión es hasta qué punto aceptaremos ese nivel de desigualdad.

Y hay otro hecho, no un hecho de la vida, sino de las sociedades, que es la discusión permanente sobre cómo la riqueza debe ser compartida. Y ese tipo de discusión está en el centro de la construcción de las democracias modernas.