Desigualdad global

Capítulo 4
Asia

La miseria se acerca a su fin

El intervencionismo estatal elimina la pobreza y sostiene un crecimiento elevado

Una pareja de novios posa para una foto en un puente de Beijing

Una pareja de novios posa para una foto en un puente de Beijing

Fernando Canzian Lalo de Almeida (fotos)
China

Cuando eran jóvenes, los agricultores Hui Hu Hu, de 58 años, y Hao Sanhuan, de 54, naturales de Hohhot, ciudad situada en el norte de China cerca de la frontera con Mongolia, fueron obligados por sus padres a casarse antes de conocerse.

"De aquella época, no vale la pena ni acordarse. Era muy duro. Nuestros padres tenían muchos hijos y no podían cuidar de todos", dice Hao al lado de su marido.

Con la ropa y las manos llenas de tierra, la pareja muestra la pequeña casa en obras donde vive en medio de gallinas y carneros.

Ambos trabajan en una granja de setas y es con el dinero de este empleo que están reconstruyendo la casa y pagaron los estudios de sus hijos.

A los 28 años, el chico se formó en química aplicada, hizo un postgrado y ahora trabaja en Pekín.

En un país con casi 1.300 millones de personas, Li y Hao forman parte de los casi 800 millones de chinos que desde 1978 vienen dejando atrás la pobreza extrema.

Hao Sanhuan y Li Hu Hu trabajan en la plantación de setas financiada por el gobierno chino en Hohhot, China; la pareja en su casa, donde cría ovejas y gallinas

En aquel año dos tras la muerte de Mao Tse-tung (1893-1976), responsable de convertir a China en un país comunista el entonces secretario general del PCC (Partido Comunista Chino), Deng Xiaoping (1904-1997), introdujo una serie de reformas económicas que llevarían al país a crecer alrededor del 10% anual. Hasta convertirse en la segunda economía del mundo.

La rápida industrialización china basada en la exportación, en los bajos salarios (que casi ya no existen) y en la alta productividad fueron cruciales para transformar el país.

Ahora, la meta del actual presidente con cargo vitalicio Xi Jinping, de 65 años, es eliminar la miseria de China hasta 2020.

Después de Xi tomar posesión del cargo en 2013, el gobierno contabilizó en el país 89 millones de personas consideradas pobres. En seis años, según datos oficiales, este total ya se ha reducido a 13,1 millones.

Actualmente, la prioridad de los proyectos que cuentan con la importante intervención del Estado chino son principalmente las áreas rurales, donde los rendimientos son una cuarta parte de lo que se paga en las ciudades.

Su Gouxia, del Gabinete de Combate a la Pobreza de China, dice que el presupuesto estatal de este año para combatir la pobreza llega al 3,4% del presupuesto público, o 120 mil millones de yuanes (70 mil millones de dólares, más que el doble del programa de ayudas brasileño Bolsa Familia, que atiende a 13,7 millones de familias).

Un funcionario del gobierno chino presenta una estadísticas sobre la reducción de la pobreza del país

"Inyectamos mucho dinero también en transporte, educación y servicios médicos de las zonas rurales", dice Su.

La granja de setas donde Li y Hao trabajan en Hohhot forma parte de este gigantesco esfuerzo de subsidiar negocios y empresas para que contraten directamente a personas en situación miserable.

En la plantación se invirtieron 650 millones de yuanes (R$ 390 millones) de dinero público para la producción anual de 5.000 toneladas de setas, de diez tipos diferentes.

No hay lucro todavía, dice Wang Hailin, director del negocio que emplea a unos 500 agricultores. Pero, de media, cada uno de ellos gana entre 3.000 y 4.000 yuanes al mes (R$ 1.800 a R$ 2.400), dependiendo de la productividad.

Esta es la misma franja de ingresos que el vendedor y criador de ganado Liu Yongsheng, de 43 años, obtiene en la feria de Cheng Feng, en Tongliao, más al este del país y cerca de la frontera con Corea del Norte.

Con la ayuda de préstamos del gobierno, fueron los administradores de la propia feria los que transfirieron un financiamiento de 100 mil yuanes a Liu para que este pudiera comenzar a crear y comercializar ganado.

Como Liu, otras 41 personas fueron ayudadas desde el 2016.

"Los cambios aquí son muy grandes y estamos mucho mejor que cuando éramos jóvenes", dice Liu, cuyo sueño es hacer del hijo de 17 años un universitario.

Comerciantes de ganado en la feria de Tongliao, China

Camiones descargan ganado en una feria en Tongliao, China

Ganadería cerca de Tongliao, China

Trabajadores en un frigorífico de Tongliao, China

Un trabajador inspecciona la carne en un frigorífico en Tongliao, China

La feria de Cheng Feng comercializa cerca de 8.000 cabezas por subasta y fue creada por un exmilitar del Ejército chino y miembro del PCC.

Después de montar la operación, él constituyó una célula del partido dentro del negocio, una configuración cada vez más común en China y encontrada por Folha en varias de las empresas visitadas.

Se estima que actualmente más del 70% de las compañías privadas (incluso extranjeras) en China tienen en su interior células del Partido Comunista Chino en actividad, una tendencia que se viene acentuando desde la llegada de Xi Jinping al poder.

Estos núcleos políticos sirven tanto para que las empresas sigan mejor las políticas del gobierno central como para que puedan librarse de burocracias locales y obtener ventajas como préstamos subsidiados.

En noviembre del año pasado, el diario oficial Diario del Pueblo anunció que Jack Ma, fundador del grupo Alibaba y una de las personas más ricas del mundo, se había afiliado al partido, siguiendo un camino ya trillado por grandes empresarios en el país.

En total, el PCC cuenta con casi 90 millones de afiliados en China y ofrece una aplicación para móviles para que sus miembros sigan on line las orientaciones del partido y los discursos de Xi Jinping.

"En nuestro caso, la célula del PCC atrajo a la feria la participación de comerciantes vecinos", dice Zhang Min, gerente de ventas de Cheng Feng y hermana del fundador.

Según Yu Xiaohua, profesor de la Universidad de Renmin, en Pekín, otra tendencia del sector privado ha sido la de aumentar las inversiones en el interior, empleando a más personas en zonas aún muy pobres, para huir de costos y salarios al alza en las zonas ricas del este chino.

Paralelamente, otra meta del gobierno de cara a 2020 es elevar al 60% el total de chinos en las zonas urbanas. Para ello, ciudades con población entre 3 y 5 millones fueron franqueadas para aquellos que poseen sólo registros rurales de residencia el "hukou", una especie de pasaporte interno.

En el interior de China, un ganadero chino subsidiado por el estado intenta lazar una vaca; instalaciones de alta tecnología en una de las fábricas de leche más grandes del mundo, en el interior de Chinaa

Acciones como estas y el formidable crecimiento chino en las últimas décadas llevaron a China a protagonizar la historia de éxito más importante de la humanidad en materia de reducción de la pobreza.

Según el Informe de la Desigualdad Global, de la Escuela de Economía de París, donde actúa el economista Thomas Piketty, desde el inicio de las reformas de Deng Xiaoping en 1978, el ingreso medio chino aumentó un 800% -a modo de comparación, el alza en Estados Unidos fue de un 63% y en Francia, del 38%.

Sin embargo, siguiendo la tendencia de casi todos los países del mundo, esto vino acompañado de un incremento de la desigualdad, dejando atrás una época en que el 10% más rico en China y el 50% más pobre se quedaban cada uno con cerca de una cuarto ( el 27%) de la renta.

Hoy, el 10% más rico se apropia de casi el 40% de los ingresos; y el 50% más pobre, de menos del 15%.

Los camareros sirven champán en un centro comercial en el centro de Beijing

Escaparate con productos de lujo en un centro comercial en el centro de Beijing

Tienda de la marca Prada en el centro de Beijing; China es uno de los países del mundo con más tiendas de marcas de lujo

Tienda de la marca Louis Vuitton en el centro de Beijing; China es uno de los países del mundo con más tiendas de marcas de lujo

Al igual que China, muchos de los países que han tenido éxito combatiendo la pobreza extrema o acelerando el crecimiento han experimentado una mayor desigualdad, ya que ha habido mayores ganancias en los sectores que impulsaron el desarrollo. Sus participantes ganaron proporcionalmente más.

En China, el aumento de los ingresos acumulados por el 10% más rico desde 1980 fue de 1.230%; entre el 50% más pobre, de 386%. En el caso chino, la concentración de renta coincidió con la oleada de privatizaciones en la década de 1990 e 2000.

En este período, la clase media (el 40% "del medio" entre el 10% más rico el 50% más pobre) obtuvo una ganancia del 700%, apenas un poco por debajo de la media general.

La buena noticia, en el caso chino, es que la desigualdad, aunque está estancada en un alto nivel, ha parado de aumentar desde hace casi 15 años.

Sobre todo debido a China, pero también por sus vecinos asiáticos, el mundo hoy puede ser considerado un "planeta clase media".

En él, más de la mitad de la población (unos 3.800 millones de personas) vive con algo entre US$ 11 y US$ 110 al día y tiene ingresos suficientes para comprar neveras o motocicletas, según el Brookings Institution, de Washington.

"Incluso cuando la desigualdad sigue aumentando, el crecimiento en países como China, India, Vietnam, Filipinas o Indonesia es muy fuerte, a punto de compensar el alza de la disparidad de ingresos y causar la expansión de sus clases medias", dice Homi Kharas, del programa de Economía Global del Brookings Institution.

En China, tanto la renta media del 50% más pobre (equivalente a R$ 1.500 mensuales) como la de la clase media (R$ 5.400) ya superó, aunque por un pequeño margen, a la brasileña, según los criterios del Informe de la Desigualdad Global .

Pero el 10% más rico (R$ 20.400 mensuales) se mantiene por debajo del nivel de Brasil (R$ 28.750).

Mujeres ataviadas con vestimentas tradicionales frente a la entrada de la Ciudad Prohibida; en el centro de Beijing, es común que los grupos se reúnan para bailar por la mañana o al final del día

Para Lucas Chancel, coordinador del informe, China y demás asiáticos protagonizan "el lado feliz de la globalización", que proporcionó la mejora de la renta en estos países altamente poblados y orientados a la exportación.

"El otro lado de la globalización es que la renta crece a un ritmo muy bajo para las clases trabajadoras en América del Norte y en determinados países europeos. Algunos políticos ya lo percibieron, y estamos viendo los efectos", dice Chancel, en referencia a las olas de populismo y proteccionismo de los últimos años.

A pesar de las críticas de muchos líderes de Occidente al modelo de "capitalismo de Estado" chino, sobre todo por parte de Donald Trump en Estados Unidos, algunos expertos en desigualdad están de acuerdo con que, en materia de lucha contra la pobreza, esto trae resultados sólidos.

"En China, las empresas privadas producen alrededor del 70% de todo el valor agregado y emplean casi el 80% de la fuerza de trabajo, que es la asalariada. Por lo tanto, hay personas legalmente libres trabajando", dice Branko Milanovic, autor de" Global Inequality "(Harvard University Press).

"Esto no significa que el estado chino no tenga un papel activo. Pero no es muy diferente de lo que el Estado francés consiguió en los años 1980".

Los guardias guían al público en la Ciudad Prohibida en Beijing; en la entrada del palacio, foto del líder Mao Tse-tung

A lo largo de las últimas décadas, el crecimiento chino se basó significativamente en inversiones en infraestructura y préstamos a empresas con recursos estatales para plataformas de exportación que usaban mano de obra intensiva y barata.

Esto hizo que la tasa de inversiones de China alcanzase casi la mitad del PIB y hoy sea equivalente a más del doble de la media de los países ricos. El consumo de las familias representa un tercio del PIB, la mitad de la tasa en los países desarrollados.

Con el aumento de la renta media, la expectativa era que las inversiones públicas pudieran recular, que el Estado se deshiciera de buena parte de sus 150 mil estatales y que el consumo se convirtiera en el principal motor del crecimiento.

Aunque las grandes ciudades chinas ahora están repletas de centros comerciales casi siempre llenos, la llegada de Xi Jinping al poder parece aumentar nuevamente la participación del Estado en la economía.

Desde 2013, por ejemplo, las estatales aumentaron del 35% a más del 80% su participación en préstamos bancarios, según datos del economista Nicholas Lardy, del Instituto Peterson para la Economía Internacional.
Detrás del nuevo intervencionismo estaría el intento de acelerar otra vez la inversión al menor nivel en 20 años y la economía.

Creciendo alrededor del 10% al año hasta la crisis global de 2008, el PIB pierde fuerza y ​​este año debe situarse entre el 6,5% y el 6% -o menos, dependiendo del impacto de la guerra comercial con Estados Unidos.

El riesgo de la estrategia, según expertos, sería el de "anabolizar" demasiado la economía con préstamos estatales para negocios que no encuentren una demanda correspondiente en el futuro.

Los periodistas viajaron a China invitados por la Asociación Nacional de Periodistas

Sala de reuniones de negocios en China; Cada vez más empresas del país cuentan con núcleos del Partido Comunista Chino